El pasado sábado 4, una increíble masa de orugas trepó el cerro San Antonio, disimulados entre los más de 2000 atletas que participaron en una de las carreras más lindas que tiene el Uruguay.
El equipo: Los orugas somos más! Al menos, este año fuimos más que el año pasado Con la presencia de Moni, Fede, Lali, Karin y yo, hicimos 5 Orugas en pista, record absoluto en esta competencia.
La carrera: Divertida. El equipo salió de bien atrás. Tardamos casi 3 minutos en pasar por el arco de salida, lo cual hizo que fuéramos avanzando en el pelotón, encontrando conocidos y saludando mucha gente.
Los tiempos: para el registro simplemente. Lali fue el abanderado, el primer oruga en pasar por la meta.
El día: muy lindo, sin viento. Le sobró un poco de temperatura para haber sido el atardecer ideal, pero muy poquito. Al final, noche ideal para un baño en la playa y una cerveza reparadora. Vimos a varios que siguieron esta receta.
La organización: muy bien, razonable tratándose de un montón de gente. Hubo un problema con el agua al comienzo de la carrera. El agua estaba ahí, al alcance de la mano, pero sus cuidadores la negaban, aduciendo que era para el final de la carrera. El calor hizo que varios no respetaran la consigna, hubo algún cruce fuerte de palabras. Es un clásico que haya agua antes de la carrera, y más aun, en un día super caluroso como el sábado pasado.
El circuito: El de siempre, pero más corto, en vez de 10km, fueron dos menos. Faltó el kilometro por la rambla, desde la rotonda llegando hasta el puerto. ¿Por qué? No lo se. Seguro haya una razón lógica, además de hacer la carrera un poco más simple. ¿Qué consecuencias tuvo esto? Entre muchas, esta es importante: el km de rambla que faltó a la ida (ese que iba hasta el puerto y luego volvía antes de empezar el ascenso), hizo que el pelotón principal no tuviera tiempo de alargarse. En toda carrera, los primeros 2 o 3 km sirven para que los corredores se “estiren” a lo largo del circuito. En este caso, el ascenso al cerro comenzó a poco más de empezar el primer kilómetro, con todo el mundo muy junto, todavía. Si a esto le sumamos que la subida se debe hacer por una senda (la otra es para los que bajan), resulta que el ancho máximo era de 3 personas hombro con hombro. Esto genera que siempre haya problemas para poder subir al ritmo de cada corredor, que haya que estar más preocupado de no pisar a alguien que de mantener el ritmo, etc. Recién al comenzar la bajada, se empiezan a estirar las distancias y a aparecer los espacios, siempre cuidando de no llevarse puesto a nadie. Pero bueno, el ascenso al cerro es así, y es lo pintoresco de esta carrera, que en esa parte, es casi una correcaminata.
La gente: siempre es muy divertido ver a la gente a lo largo de todo el circuito, alentando a los corredores, tirando agua con mangueras desde las casas (Gracias!!!), sacando fotos, o simplemente mirando. Es una de las carreras que más gente congrega en las veredas, incluso durante el ascenso al cerro.
Agradecimientos: A la familia grande que estuvo apoyando desde la vereda, alentando y sacando fotos. A todos los que se rieron al ver pasar una oruga naranja por debajo del arco. A los amigos que acompañan y a mi querida Marce por darme siempre para adelante.
La verdad que esta es una de las carreras más lindas del año, y realmente es un privilegio poder participar, y es un orgullo saber que los orugas podemos subir ese cerro a puro trote.
Hasta la próxima.